Fondoo!.

martes, 25 de octubre de 2011

SAL CON UNA CHICA QUE LEA


Sal con una chica que lea. Sal con una chica que gaste su dinero en libros en vez de ropa. Ella tiene problemas de espacio en su clóset porque tiene demasiados libros. Sal con una chica que tenga una lista de libros que quiere leer, que tenga un carnet de biblioteca desde que tenía doce años. 
Encuentra una chica que lea. Sabrás que lo hace porque siempre tendrá un libro por leer en su cartera. Ella es ésa que mira amorosamente sobre los estantes en la librería, la que llora calladamente cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica extraña olfateando las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Ésa es la lectora. Nunca pueden resistirse a oler las páginas, especialmente cuando están amarillas. 
Ella es la chica que lee mientras espera en esa cafetería al final de la calle. Si echas un vistazo a su taza, la crema está flotando en la parte de arriba porque ella está ya como absorta. Perdida en un mundo creado por el autor. Siéntate. Quizás te dé una mirada penetrante, porque a la mayoría de las chicas que leen no les gusta ser interrumpidas. Pregúntale si le gusta el libro. 
Cómprale otra taza de café. 
Hazle saber lo que realmente piensas de Murakami. Ve si pasó del primer capítulo de La Comunidad. Entiende que si te dice que entendió el Ulises de Joyce, sólo lo está diciendo para sonar inteligente. Pregúntale si ama a Alicia, o si le gustaría ser Alicia. 
Es fácil salir con una chica que lee. Dale libros por su cumpleaños, por Navidad y en los aniversarios. Dale el regalo de las palabras, en poesías, en canciones. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings. Déjale saber que entiendes que las palabras son amor. Entiende que ella sabe la diferencia entre los libros y la realidad pero, por Dios, ella está tratando de hacer su vida un poco más como su libro favorito. Nunca será tu culpa si ella lo hace. 
Ella tiene que intentarlo, de algún modo. 
Miéntele. Si entiende de sintaxis, entenderá que necesitas mentir. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo. No será el fin del mundo. 
Fállale. Porque una chica que lee, sabe que el fracaso siempre lleva al clímax. Porque son chicas que entienden que todas las cosas llegan a un fin. Que siempre puedes escribir una secuela. Que puedes comenzar una y otra y otra vez y aún ser el héroe. Que la vida está destinada a tener uno o dos villanos. 
¿Por qué tener miedo de todo lo que no eres? Las chicas que leen entienden que la gente, como los personajes, se desarrollan. Excepto en la serie de Crepúsculo. 
Si encuentras una chica que lee, manténla cerca. Cuando la encuentres despierta a las dos de la mañana, apretando un libro contra su pecho y sollozando, hazle una taza de té y abrázala. Puedes perderla por un par de horas, pero siempre regresará contigo. Hablará como si los personajes en el libro fueran reales, porque, por un rato, siempre lo son. 
Le propondrás matrimonio en un globo aerostático. O durante un concierto de rock. O muy casualmente, la próxima vez que esté enferma. Por Skype. 
Sonreirás tanto que te preguntarás por qué tu corazón no ha explotado y sangrado por todo tu pecho todavía. Escribirás la historia de sus vidas, tendrán niños con nombres extraños y gustos todavía más extraños. Ella le presentará a tus niños al Gato en el Sombrero y a Aslan, quizás el mismo día. Caminarán juntos el invierno de su vejez y ella recitará a Keats en voz baja mientras tú te sacudes la nieve de las botas. 
Sal con una chica que lee, porque te lo mereces. Te mereces una chica que pueda darte la vida más colorida imaginable. Si tú sólo puedes darle monotonía, y horas duras y propuestas a medias, entonces estás mejor solo. Si quieres el mundo, y los mundos más allá de éste, sal con una chica que lea. 
O mejor aún, sal con una chica que escriba. 
ROSEMARIE URQUICO


NO LO ESCRIBI YO! (jejeje cabe aclarar este punto) Es solo que lo leí por algun lado y me parece que soy exactamente esa chica que lee, y espero encontrar un amor como es algun dia.... Pero de mientras, seguire amando a mis libros y a mis amigos! :)

miércoles, 12 de octubre de 2011

Así fue como elegí morir


" Hasta hace poco nunca había pensado en la muerte y mucho menos en la mía. 
Se podría decir que mi vida era perfecta. Yo era una chica popular en la escuela, pertenecia a todos los equipos, tenía muchos amigos, un novio maravilloso; era fría, bella, prepotente y no aspiraba a más en mi vida, porque, como he dicho lo tenía todo, mi vida era perfecta, hasta que todo comenzó a cambiar repentinamente.

Yo vivía con mis padres y mi pequeño hermano en una enorme finca, que, para mí, era la más hermosa de todo Inglaterra; teniamos miles de hectareas llenas de brillantes y aromaticos arboles frutales, un enorme prado verde para correr, un lago de agua cristalina y una cuadra repleta de caballos. Amaba los caballos, en especial a Zafiro, mi yegua quien era mi mejor amiga, mi complice y mi confidente. Juntas soliamos recorrer la finca con el unico fin de sentir el viento mover nuestros cabellos y participar en competencias de salto, ambas eramos egoistas y no permitiamos que nadie nos ganara.

Una oscura y tenebrosa noche de verano, mis padres habían ido a una fiesta en el pueblo y mi hermanito se encontraba con los abuelos. Aburrida y sola, salí con mi yegua a dar una vuelta por la finca. Ese fue el error mas grande que cometí en mi vida. Poco a poco me fui adentrando a la pradera sin tener conciencia alguna de ello. Pasada la media noche, comprendí que me había perdido y trate, en vano, de encontrar el camino. Repentinamente, comence a oir ruido y los ví. Eran Thomas y su banda, unos hombres que mas de una vez habían tratado de comprar la finca e, incluso, de comprarme a mí. En un instante, me tenían acorralada.

Grite y pronto llegó mi padre, mi heroe, a mi auxilio; llegó solo, el nunca pedía ayuda a nadie, se creía invensible. Logró liberarme de mis atacantes y sin pensar en él, cometí el acto más egoista de mi vida, huí, corrí sin rumbo fijo, alejandome de esa pesadilla. De pronto se oyó un disparo.

No encontraron  ni siquiera el cadaver de mi padre...

Mi madre, frustada por el dolor y la tristeza, tomó una desición apresurada. Sin pensarlo, vendió la finca y nos fuimos a vivir a la ciudad. Estabamos solos en el mundo, tal parecía que todos nos habían abandonado.
La casa en la que viviamos estaba casi derruida, nadie la había habitado en años. Cada noche oía voces y ruidos, estaba muy asustada, me pasaba las noches en duermevela, esperando que esos demonios llegaran por mí.
Mi madre, al oir mis confesiones, se reía de mi. A veces sentía que ella me odiaba, su mente encontraba en mí, a la unica culpabable de todas nuestras desgracias. Nos ibamos alejando cada minuto, a pesar del lazo de sangre que nos manetenia unidas. Ella intentaba alejarme de mi hermano, ese inocente ángel que no entendía nada, el cual solo me entregaba su amor puro y sincero. 

Aunque, existia en la tierra una persona que podía hacerme olvidar mis problemas, ese era Robert, mi novio que estudiaba en Londres, así que pasabamos los días enteros juntos, ahora que yo vivía en la ciudad. Eran pocas, pero maravillosas las ocasiones en que estaba feliz, siempre a su lado. Pero, como en vida ya nada era perfecto, Rob tenía muy poco tiempo libre y se iba haciendo mas lejando como un sueño del que pronto despertaría.

Una noche oscura en que mi madre había salido, yo navegaba por internet intentando matar el tiempo, esperandola; le había dado por tomar, se refugiaba en bares y en los hombres que pasaban por ahí. De pronto, se escucho un horrorizante grito proveniente de abajo. Corrí hacia las escaleras y encontre a mi hermano, llorando, aterrorizado en su habitación. Juraba que alguien había entrado, estaba muy impresionado y yo, muerta de miedo. Lo tomé en brazos y lo llevé en mi cuarto. Lo arropé en la cama y cuando estuvo dormido subí el volumen de la computadora para no oir mis pensamientos y así, lentamente, me fui quedando dormida...

Alguien me desperto violentamente, era mi madre, estaba palida, parecia que hubiera visto un fantasma. Mi hermano había desaparecido; buscamos por toda la casa, hasta encontrarlo en el ático. El niño se balanceaba lentamente, de un lado hacia otro, insitia en que había visto a un ser extraño en mi habitación. Mi madre lo tomó en brazos y haciendole caricias logro convencerlo de que había sido un horroroso sueño.Me regaño, me culpaba de haber producido tal impresión en mi hermano. Estaba harta de mí, dijo, y decidió enviarme a un internado.

Llegue al internado una noche que era como mi corazón, fría y sin brillo; la escuela tenía un aspecto terrorifico. Mi madre cruzó una pocas palabras con la directora quien era una mujer dura y fría. Mi madre se fue sin mirar hacía atrás, esa fue la última vez que la ví.

Todas las alumnas estaban calladas, vestidas de negro, con la cara palida y los ojos fijos al suelo o al techo, parecían espeluznantes seres de un película de terror. Estaban muertas en vida.

La disciplina era demasiado rigida, viviamos confinadas en celdas, sin mas permiso que un solo día para salir al pueblo cercano. Era un pueblo fantasma en el que nadie parecia habitar la calle. Lo recorri de un lado al otro, lentamente, mirando sin mirar, hasta que encontre una libreria. Entre buscando algo con que entretenerme y fue entonces cuando encontre mi salvación: era un viejo libro llamado "el club del suicidio" .  Lo hojee y encontré cientos de testimonios de jovenes como yo, que encontraban la salida mas logica a su miserables vidas que ya no valían la pena.

Esa noche, con el libro escondido entre las mantas de mi cama, medite sobre mis opciones. Pense en mi madre, que me odiaba por todo lo ocurrido; en mi padre, que ahora se encontraba bajo la fria y dura tierra de nuestro pueblo; en mi hermano que ahora me tenía miedo y en Robert, quien desde que comenzo este infierno se había alejado abruptamente de mi. Pense mucho. Así fue como elegí morir para pertenecer al club del suicidio.

Comencé a hojear el libro, en él había metodos muy variados. Así que decidií buscar el más sencillo, no pensaba sufrir más de lo que ya había sufrido. 

El primero era el de Amanda, quien se había ahorcado después de perder un hijo. Fui al campo que se encontraba atrás del internado, con un lazo, pero me dio miedo, había visto bastantes peliculas sobre ahorcado y su forma de morir era lenta, dolorosa y triste. Allí me quede, sentada bajo un sauce marchito, leyendo las historias que me ayudarian a realizar el unico acto valiente de mi vida.

Después venía Roger, el habia acabado con su vida después de la haber matado a su hermana en un accidente, se había disparado. Ni siquiera pude intentarlo, pues carecia de recursos para comprar una pistola.
Los días iban pasando en aquella escuela tediosa y aburrida, donde no habia nada que esconder, mi forma de actuar ahí no era nada extraña.

La siguiente historia era la más fuerte de todas, pero así decidí intentarlo. Era la muerte de Nathalie. Ella había asesinado a sus hijos y después se había clavado el mismo cuchillo en el corazón. Encerrada en el cuarto con la vieja navaja de mi padre. La mano me temblaba al acercarme a mi corazón, peor estaba decidida, cuando tocaron la puerta. No volví a intentarlo.

Así, para mi desgracia, mi vida seguía pasando y yo intentaba, sin exito alguno, pertenecer al club del suicidio.

Al mes de mi estancia en aquella prisión yo no había podido continuar mi lectura, cuando llego una carta del exterior: Rob rompia conmigo, se iria a Paris y no le convenia estar atado a alguien que estaba encerrada y además, decian, estaba desquiciada. Fue el peor día de mi vida.

Desesperada encontre refugio en aquella lectura; el siguiente caso era el de Laurie quien se había suicidado tirandose de un risco cuando su padrastro abuso de ella. No lo pensé mucho, corrí hacia los limites del internado y encontre el foso que separaba mi vida y el mundo exterior. Cerré los ojos y me deje ir; sentía como si volara, no podía creer que esta fuera la experiencia más emocionante de mi vida...

Desperte en un hospital, abrí los ojos y lo ví. Robert estaba ahí, creí que estaba muerta y el cielo me había entregado a mi ángel; el pronto me abrazo y comprendí que seguia anclada en la tierra, todos habían pensando que caí intentando escapara. Ni mi madre ni mi hermano aparecieron. Ese día le pregunte a Robert en la penumbra de mi cuarto como me había encontrado y el me dijo que una misteriosa mujer llamada Rosalie lr llamo por télefono y había llegado sin que nadie se enterara, así que al amanecer se fue.

A los pocos días me enviaron de vuelta al internado; además de dos costillas rotas y un fuerte dolor de cabeza, estaba castigada. Me encerre, furiosa en la habitación. Cuando el crepusculo caia suavemente por las paredes de la escuela, alguien tocó a mi puerta y, sin esperar respuesta, la extraña sombra entró. Era una joven desgarbada de cabello y ojos negros, quien dijo llamarse Rosalie, quien me habia encontrado en el acantilado y había llamado al amor de mi vida. Además, me dijo, encontró algo más a mi lado y estiro la mano entregandome el libro.

Me volví loca y Rosalie pronto me tranquilizo, ella tambien queria pertenecer al club del suicidio, me dio una sonrisa franca y se sento en mi cama. Juntas abrimos el viejo y empolvado libro y ella, sin tapujos, escogio nuestro siguiente experimento. Era la historia de Karen, quien, defraudada por un hombre, había terminado su existencia cortandose las venas.

Pasaron varias semanas mientras planeabamos como realizar nuestra magistral y macabra obra final, casi nunca me dejaban sola debido a mi supuesto escape. Ahora debiamos ser mas cuidadosas.

Al fin, una noche, la directoria salió a la ciudad, y nuestras celadoras, hartas de la vida sombría que llevabamos, se habían ido a tomar unos tragos al pueblo; lo hicimos, era nuestra unica oportunidad. Rosalie consiguio una navaja que su madre había olvidado cuando vino a visitarla y yo estaba armada con el unico recuerdo de mi padre. Rose estaba contenta. Hizo, distraidamente, un dibujo en su muñeca izquierda. Despues de titubera unos segundos, dibuje en mi brazo un sol, así seria lo ultimo que veria brillar.

Rose hizo el corte de su brazo de un solo tajo y se  dejo caer, esperando que yo hiciera lo mismo así que animada lo hice, sentí la sangre correr por mis brazos mientras aquel sol quedaba tatuado para siempre en mi piel. Rose se levanto sorpresivamente y comenzo a adentrarse en el bosque. Yo no tenia fuerzas para seguirla. Así fue como desaparecio mi mejor y unica amiga. Así que escribo su historia, porque queria pertenecer al club del suicidio.

Yo no me moví, esperaba pacientemente, pero la muerte no llegaba. De pronto, alguien me tomo en brazos.

A la mañana siguiente desperte en mi recamara, con los brazos vendados, junto a mí había una nota de Robert: me decía que no volviera a cometer tonterias; que al caer la noche pasaria por mi y viviriamos juntos, sin problemas. Por primera vez en mucho tiempo, quise con ansias volver a vivir.

Arregle discretamente mis cosas, guardando la pulsera de Rosalie en mi mochila, nunca la olvidaria. Mientras en el internado todos la buscaban o pretendian hacerlo, yo sonrei, ahora ella era libre. La directora entro presurosamente en mi recamara, gracias a un sueter, mi loca aventura quedo escondida; me interrogo largo rato sobre Rosalie, pero no fui capaz de decirle nada y no podían comprobar que estuve con ella.

Al caer la noche salí a esperar a Rob y no llegó. Ahora yo estaba sola y, mientras veia las gotas frias de lluvia caer sobre mi piel, comprendí la dolorosa realidad, el había jugado siempre conmigo.

Regrese a mi habitacion y solo encontre consuelo en mi viejo libro, seguí leyendo hasta que encontre una solucion real a mis problemas. Era el caso de Ginger quien se suicido con pastillas despues de la muerte de su madre. Eso era lo que haría, era facil e indoloro. En cuanto pude salir, fui a la farmacia del pueblo y compre todas las pastillas para dormir que pude pagar usando el dinero de la unica joya que me quedaba, las espuelas de oro de mi padre.

La noche que elegí para morir fue una clara, de luna llena. Prepare todo con anticipación, me descubrí los brazos, dejando mis heridas y me puse el brazalete de Rosalie, con el vestido blanco que mi padre me regalo, até la navaja a mi viejo cinturon de equitación y tomé, sin pensarlo todas las pastillas, eran amargas, como mi vida.

Yo era Aimee y escribí estas palabras como un testimonio más para el club del suicidio. El de mi silencioso suicidio"